En las aguas de La Presa de la Purísima en la comunidad de El Zangarro, en Guanajuato, existen las ruinas de una antigua construcción. Se trata del templo de la Virgen de Los Dolores, que últimamente ha logrado llamar la atención del mundo por sus indudables maravillas.
Este peculiar recinto católico, que combina los estilos neoclásico y barroco, era el corazón de la comunidad del Zangarro, relevante desde la época virreinal porque ahí se situaban oficinas del registro civil y el vicariato de la entonces conocida como Villa Real de Mina de Guanajuato. Su edificación data de mediados del siglo XIX, aunque hay fuentes documentales del Archivo Histórico del Estado de Guanajuato que sitúan su nacimiento en el siglo XVIII.
Esta joya arquitectónica es uno de los 7 templos hundidos en México, y a la fecha aún conserva su estructura original: sus impresionantes arcos, sus grabados y sus sorprendentes cúpulas que permiten la entrada de los rayos del sol, quedando reflejados en el agua formando figuras prismáticas al interior.
La historia de este vestigio bajo el agua inicia en 1979, cuando por decreto federal, ante el riesgo de fuertes inundaciones, se comenzó a construir una presa sobre el rancho El Zangarro. De tal manera que toda la comunidad (1,200 hectáreas que abarcaba el poblado) se convirtió en una presa, hoy conocida como presa de La Purísima. Fue así que el emblemático templo y otras construcciones quedaron en las profundidades. Sin embargo, no fue una cobertura de agua inmediata, incluso, hay fotografías del 2010 que aún muestras gran parte de esta construcción.
Recorrerla es una experiencia única, ya que solo se puede visitar cuando los niveles del agua descienden, permitiendo así contemplar todo el esplendor de este tesoro que resguardan las profundidades. Don Beni, habitante de la comunidad, te lleva en su lancha hasta el interior de este templo por 50 pesos. Él te cuenta parte de la historia de este místico sitio.
En este lugar hay palapas para que puedas disfrutar de una tarde familiar o en pareja. Nosotros nos llevamos un mantel, pan, fruta, jugos, atún y la pasamos recostados a la orilla contemplando la presa. Desde nuestra perspectiva, recomendamos no meterse a nadar, ya que hay muchos desniveles que no se ven.
Puedes llegar en auto. De Guanajuato capital el transcurso es de 30 minutos. Los días de mayor actividad son los fines de semana. Incluso, se instalan negocios de comida en los que ofrecen mariscos y pescados.
Visitar este pueblo te remonta al México antiguo, en donde las personas te saludan con mucho gusto aunque no te conozcan. Donde hay habitantes cálidos y sonrientes. Sin duda, un lugar increíblemente fantástico y maravilloso, destacado por sus impresionantes ruinas. Además, es un pueblo pesquero y ganadero.
Un espacio ideal para pasar un día de campo en familia o con amigos, disfrutar de la naturaleza. Momentos de relajación y diversión…
Así que ven, conoce, disfruta y vuelve pronto.