Este 31 de julio, la ciudad de Guanajuato Capital se engalana para honrar la memoria de San Ignacio de Loyola, el célebre fundador de los jesuitas, cuyo legado es venerado por su contribución en la contrarreforma y su papel como patrono de los ejercicios espirituales, retiros y soldados, este año cumple 405 años de sus festejos en la capital guanajuatense.
La Cueva de San Ignacio de Loyola
Una de las facetas más interesantes de la historia de San Ignacio es su estancia en la Cueva de Manresa, España, donde vivió durante once meses meditando y desarrollando su transformación espiritual. Sus experiencias místicas y raptos espirituales en esta cueva fueron cruciales para la creación de su obra trascendental, «Ejercicios Espirituales«.
En Guanajuato Capital, las cuevas del cerro de La Bufa se convierten en el escenario de las celebraciones en honor a San Ignacio. Esta ubicación especial alberga la Fiesta de la Cueva, una festividad llena de significado y devoción.
Origen de la celebración en la Capital
Según el Cronista Eduardo Vidaurri Aréchiga, la Fiesta de la Cueva tuvo su origen gracias a la iniciativa del cura Diego Gómez, en una parroquia que actualmente coincide con la ubicación de la Basílica. Desde sus inicios, la fecha elegida para la celebración fue el 31 de julio.
El fervor del cura Diego Gómez hacia San Ignacio llevó a que en 1616 la población de Guanajuato y él declararan oficialmente a San Ignacio de Loyola como el patrón de la ciudad. Además, dedicaron las dos cuevas que se encuentran en el cerro de La Bufa en su honor.
En 1624, se solicitó la aprobación oficial al Cabildo eclesiástico de Valladolid (hoy Morelia) para nombrar a San Ignacio de Loyola como el patrón de Guanajuato.
La Fiesta de la Cueva
En el año de 1618 es cuando se tiene registro del primer festejo a San Ignacio de Loyola, ya que el padre Diego Gómez le pareció conveniente comenzar a divulgar la vida de este personaje tras establecer su imagen como un símbolo religioso por la fundación de la Compañía de Jesús.
Las festividades en honor a San Ignacio comienzan en la noche del 30 de julio, cuando los peregrinos llegan al cerro de La Bufa y lo iluminan con velas y fuegos artificiales.
La mañana del 31 de julio es un momento especial, con decenas de personas ascendiendo al cerro para asistir a la misa matutina de las 8 a.m. y entonar las mañanitas en honor a San Ignacio.
La celebración incluye competencias y visitas a las cuevas, así como la ascensión a la parte más alta del cerro, conocida como los Picachos.
Las familias también aprovechan el día para disfrutar de música, atracciones y deliciosos antojitos mexicanos ofrecidos por los vendedores que se encuentran en el cerro del Hormiguero.
En entrevista, el cronista municipal Eduardo Vidaurri Aréchiga recordó que en 1612 se le manda construir a San Ignacio de Loyola una capilla contigua al templo parroquial por la devoción que ya tenía de algunos feligreses.
“Para 1616 logra que la población aclame de forma unánime a San Ignacio de Loyola como su santo patrono protector. (…) Ese mismo año se retoma la gruta en su honor, que hace una alegoría a esta cueva en Manresa donde el santo se retiraba a rezar”, relato el cronista.
Ignacio de Loyola se vio refugiado en Manresa, Catalunya para reflexionar y redactar sus ‘Ejercicios espirituales’, mismos que sirven de guía para quienes toman la decisión de formar parte de la Compañía de Jesús, reveló el historiador.
“Desde entonces, los guanajuatenses subimos al cerro de la Bufa, a la cueva de San Ignacio que se consagró en su honor con una tradición de 405 años de fuerza para mantener unida a la sociedad capitalina”, resaltó.
La Fiesta de la Cueva en Guanajuato Capital es una ocasión especial para conmemorar la devoción a San Ignacio de Loyola y la riqueza histórica y cultural de la ciudad. Los guanajuatenses celebran con entusiasmo y fe, manteniendo viva la leyenda que envuelve al cerro de La Bufa y su misteriosa cueva.
Con información de Kiosco.com y Periódico Correo