Durante las festividades de Semana Santa, Guanajuato y San Miguel de Allende, dos destinos emblemáticos de México, florecieron con una explosión de turismo religioso, llevando consigo una notable derrama económica y un aumento en la ocupación hotelera.
En Guanajuato, reconocida como la Capital Cultural de México, la derrama económica ascendió a impresionantes 133 millones de pesos. Durante el período del 22 al 31 de marzo, el destino colonial recibió más de 42 mil 800 turistas-noche y más de 58 mil 200 excursionistas. Entre las actividades que atrajeron a multitudes se incluyeron el Día de las Flores, el Viernes de Dolores, el emocionante evento Guanajuato RedBull Cerro Abajo, los Viacrucis vivientes en diversos recintos religiosos y la conmovedora procesión del silencio.
Comparado con el año anterior, la ocupación hotelera registró un aumento del tres por ciento, alcanzando un máximo del 71 por ciento el Viernes Santo. Esta bonanza económica no solo se tradujo en el aumento de empleos temporales, sino también en el florecimiento de los negocios locales, con más de 19 mil habitaciones ocupadas en la primera semana de la temporada vacacional.
Por otro lado, San Miguel de Allende brilló con una derrama económica aún más impresionante, superando los 1 mil 650 millones de pesos, con una ocupación hotelera alcanzando el 95 por ciento. Durante el período que abarcó desde el viernes de Dolores hasta el domingo de Resurrección, miles de personas se sumergieron en la rica tradición de esta encantadora ciudad.
Las antiguas y arraigadas tradiciones, como las procesiones del «Santo Entierro» y la «Quema de Judas«, junto con las procesiones parroquiales en las colonias, dieron vida a las calles de San Miguel. Los turistas y visitantes demostraron un profundo respeto hacia las solemnidades religiosas, lo que reflejó la integridad de la comunidad local y la atracción cultural de la región.
La 311.ª edición del «Santo Entierro» fue un momento especialmente destacado, con su recorrido tradicional que atraviesa las calles más emblemáticas de la ciudad. Además, las procesiones parroquiales en las colonias y la concurrida «Quema de Judas» añadieron capas de significado a la semana llena de actividades religiosas y tradiciones familiares.
Gracias al eficaz operativo de prevención establecido por la Secretaría de Seguridad Ciudadana, San Miguel de Allende mantuvo un «saldo blanco» durante estas festividades, destacando la colaboración entre Protección Civil, Policía Municipal y Tránsito y Movilidad.