La Fiesta de la Santa Cruz de Culiacán, una de las festividades tradicionales más destacadas del municipio de Cortazar, está lista para recibir a más de mil 500 personas que participarán en diferentes presentaciones de danzas prehispánicas durante el «Ensaye Real» que se llevará a cabo el próximo 29 de abril en el Jardín Principal de Cortazar.
Esta festividad, conocida por sus impresionantes presentaciones de danzas prehispánicas, es un evento que se extiende desde el 29 de abril hasta el 3 de mayo. A través de la danza, las coreografías y los vestuarios, los grupos de danza no solo se expresan, sino que también transmiten ideas y sentimientos que el público interpreta como un sincretismo de las culturas que dieron origen al país.
La celebración se divide en dos grandes grupos: la danza de comanches, también conocida como de concheros; y la danza de apaches, también conocida como danza de Conquista. Esta última escenifica parte del mito de la conquista de Tenochtitlán, además de representar personajes tanto españoles como mexicas en un simulacro de combate que representa la caída de la gran Tenochtitlán.
El «Ensaye Real» marca el punto culminante de la preparación de los danzantes. Tras semanas de trabajo, parten del Puente Colgante, símbolo de la modernidad y el crecimiento del municipio, para luego recorrer las principales calles de la ciudad y concluir el magno evento en el Jardín Principal.
El encuentro, programado de 19:30 a 22:00 horas, contará con la participación de más de 20 danzas locales e invitadas de Estados como México, Querétaro, Tlaxcala y la Ciudad de México. Por la mañana del 30 de abril, los grupos de danzantes y la población participarán en una peregrinación hasta la cima del Cerro de Culiacán, reconocido como la montaña más alta de Cortazar.
Una vez en el cerro, a lo largo del día se presentarán danzas en varias capillas, representando las mesas de diferentes comunidades. Los festejos culminarán el 3 de mayo, día oficial de la Santa Cruz, con danzas en el Templo de la Santa Cruz y la Capilla de la Santa Cruz de Culiacán, seguidos de los tradicionales «parandes», intercambios de alimentos, pan y atole.
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