No hay ninguna duda: el café ha pasado de ser un trámite de sobremesa a convertirse en un producto gourmet y especializado, incluso de culto y de apreciación ex profeso. Tal es el grado de pasión que genera este oro negro y tal es la sofisticación que el paladar de sus consumidores va adquiriendo, que las iniciativas por crear asombrosas experiencias en torno a estas bebidas se multiplican.
En este caso, Guanajuato capital es una ciudad privilegiada, pues los contrastes dotados por la arquitectura y sus colores crean ambientes únicos, y en ellos existen las dichosas cafeterías. Estos sitios frecuentados por amigos, conocidos, familia, enamorados y solitarios.
El hecho de tener que nombrar una ellas como la mejor (o las mejores), es frustrante e incensario, porque todas tienen su magia y encanto. Espacios que amplifican nuestros sentidos al grado de azuzar la creatividad, la inteligencia y las pasiones.
Balcones y terrazas enmarcadas por una serie de luces cálidas, mesas cobijadas por frondosos árboles, tostadoras que impregnan el olor a café en cuadras virreinales enteras, adoquines y losas que te conducen a deleitarte con una gran diversidad de postres… ¡no hay fin!
Y para estas épocas de frío, qué más puede consentirnos que un rico café o chocolate calientito. Así que sin más preámbulo, te presentamos este circuito cafetero para disfrutar estas temporadas en la encantadora ciudad de Guanajuato.
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Ubicado en Marfil, es un lugar que abandera el café de método, que es espectacularmente servido directo en tu mesa cuyas, opciones abundan entre V60, chemex, follow, aeropress, sifón japonés o de prensa francesa. Puedes disfrutar de estas ricas extracciones mientras también consientes tu sentido de la escucha con música pop de armonías vocales de la década de los 40s y principios de los 50s.
«Un sitio con una terraza regocijante y acogedora.»
«Nos encanta el café…»
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Ubicado en Paseo de la Presa (frente al gran jardín Florencio Antillón), este lugar combina la filosofía del ciclismo de competición y el amor por el café. Claro, parecieran polos opuestos para una decoración. Sin embargo, aquí se logró armonizar ambos conceptos para crear una fabulosa experiencia con su barra de especialidad.
«Aunque pareciera taller de bicicletas, es un taller de café.»
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En la mera esquina de la emblemática calle del Truco destaca este sitio, en el que de primera instancia destacan cientos de pétalos rosas que se asoman por una ventana. El entorno te traslada a un lindo comercio de los años 80s, enfatizado por colores pasteles, que además no solamente son colores, pues aquí también dedican su talento a la repostería.
«Un cerezo asomándose.»
Entre fachadas coloridas en una calle céntrica y angosta (Manuel Doblado), aquí eliges el tipo de preparación del café que quieres y necesitas para incrementar ese sentimiento que llevas contigo. Sin duda, la mejor zona de aquí es entrando al fondo a la derecha. Siéntate, relájate y disfruta de la mejor selección de música Indie. Si tienes ganas de leer, escoge uno de los libros que aquí hay.
«¿Ajedrez o un libro para acompañar?»
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Conquistando una de las principales calles del centro histórico. Con tan sólo pasar cerca (o incluso lejos) el aroma te atrae, y te lleva a un lugar acogedor de la calle Positos, donde destaca el techo por su tapizado de billetes antiguos y actuales del mundo, enriqueciendo su cosmopolita estilo.
«Que llueva café»
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Situado en el complejo Casa Cuatro, centro histórico. De bienvenida, piezas musicales de pura y aclamada selección francesa. Tienes que subir unos 30 escalones, y en el transcurso, olor a café y té, en el caso del sentido ocular, hay exposiciones de arte (que por cierto son itinerantes). Cuenta con cuatro mesas en el balcón para que admires la ciudad.
«Madera, reloj y café.»