Guanajuato revive su legado espiritual en Semana Santa

🌸 Guanajuato revive su legado espiritual con tradiciones únicas de Semana Santa

En el corazón de México, el estado de Guanajuato se transforma cada año durante la Semana Santa en un escenario de profunda espiritualidad, tradición popular y riqueza simbólica. Sus celebraciones, con siglos de historia, no solo son un testimonio de fe, sino también un reflejo de la identidad cultural que distingue a la región.

Viernes de Dolores: el alma floral de Guanajuato

Con raíces que se remontan a 1885, el Viernes de Dolores marca el preámbulo de la Semana Santa guanajuatense. En la ciudad capital, las casas y hasta las minas se llenan de altares dedicados a la Virgen María, en memoria de los siete dolores que sufrió por la pasión de su hijo Jesús.

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Como gesto de hospitalidad, es tradición ofrecer a los visitantes agua fresca o nieve, símbolo de consuelo. En años recientes, la festividad ha tomado un aire aún más festivo con la verbena del Día de las Flores, en la que coloridos puestos de floristas llenan las calles, marcando con alegría y aromas el inicio de la temporada.

Guanajuato revive su legado espiritual en Semana Santa

La Judea de Purísima: máscaras, historia y arte popular

En Purísima del Rincón, la Semana Santa gira en torno a un personaje clave de la tradición cristiana: Judas Iscariote. Desde 1873, se representa “La Judea”, un colorido desfile que mezcla teatro, sátira y devoción, con diferentes representaciones del apóstol traidor: el Judas triste, el blanco, el Ranchero y el Diablo.

Los protagonistas portan máscaras talladas en madera de colorín, siguiendo el legado del artista Hermenegildo Bustos, originario del municipio. La tradición es tan relevante que cuenta con su propio museo, reafirmando su valor como patrimonio cultural de Guanajuato y ejemplo de creatividad artesanal mexicana.

El Cristo Negro de Salamanca: fe que resiste el tiempo

Cada Martes Santo, el municipio de Salamanca recibe a miles de fieles en la Peregrinación al Cristo Negro, una imagen venerada desde 1560. Elaborada con caña de maíz en Pátzcuaro, Michoacán, la escultura de 1.80 metros y 13 kilos es bajada de su nicho y colocada frente al altar del Santuario del Señor del Hospital, donde permanece para ser adorada.

Según la tradición, el Cristo inclinó su cabeza en señal de que deseaba permanecer en Salamanca, marcando así el inicio de una devoción que ha perdurado por más de 460 años.

13 de abril de 2025