Adéntrate en los misterios que esconde uno de los museos más asombrosos del mundo
Guanajuato: la ciudad museo con más museos. Sin duda, uno de los grandes atractivos de esta ciudad son los museos, un circuito que conduce desde la explicación del inicio de la Guerra de Independencia hasta la vida del pintor Diego Rivera. Sin embargo, existe un museo tan auténtico como su nombre y sus sugestivas exposiciones.
Sin duda, esta es una ciudad con muchos encantos para el viajero… por su fisionomía que es única, por su historia que es maravillosa, por su abolengo cultural que la coloca en un sitio de privilegio en el país y más allá de sus fronteras; por sus manifestaciones artísticas a través de su teatro universitario, su Orquesta Sinfónica y su famosa y colorida Estudiantina.
Pero las cosas raras serán siempre motivo de una singular y muy especial atracción. Sin miedo a equivocarnos, aseguramos que la gran mayoría de turistas, los que por primera vez vienen a Guanajuato y que luego éstos presumen dicha experiencia, reciben siempre dos recomendaciones: visiten el Callejón del Beso y las momias, y es así como empieza esta gran aventura.
Consultando nuestra biblioteca, descubrimos un fascinante texto de Ediciones Stampart, en el que el investigador Vicente García Remus indica que la momificación se debe (sin que sea ésta una explicación apegada a la ciencia) a la ventilación especial, es decir a la altura, más bien que al terreno, pues lo mismo ocurre en la gavetas que en el suelo. Con toda seguridad, se sabe que este gran fenómeno tiene lugar desde que algunos cuerpos fueron exhumados del Panteón Municipal (Santa Paula), al tiempo del plazo reglamentario (un término de cinco años).
Sin embargo, un dato perturbador y con mayor importancia para la población es la circunstancia de la gran mortandad que hubo y porqué varios de los cuerpos, por temor a que se propagara más una peste, los infectados eran inhumados casi enseguida que se declaraban muertos. Así sucedía que en algunos casos: se les sepultaba cuando en realidad todavía no expiraba, de modo que al volver al estado cataléptico, ya en la tumba, moría finalmente por desesperación, por angustia o por asfixia. De ahí derivan las mueca y expresiones de dolor en algunas de las momias.
Eso fue cuando la peste del “colera morbus” que se registró en la capital allá por 1833. En ese entonces todavía no existía el Panteón de Santa Paula, que es donde se verificó la momificación. Ante la peste, tal era la cantidad de muertos que se tuvieron que abrir panteones complementarios en las laderas del cerro de San Cayetano y en una parte de la zona Cañada de Marfil (al sur de la ciudad).
A partir de 1861, fecha en la que se inauguró el icónico y mítico Panteón de Santa Paula, datan los primeros hallazgos de cuerpos momificados. Sin embargo, fue hasta 1965 que se decidió exhibir el primer cuerpo momificado, perteneciente del doctor francés Remigio Leroy, que aún existe.
Actualmente siguen la labores de exhumación de cuerpos, y en el caso de que algunos estén momificados, las autoridades consultan a los familiares si desean exhibir el cadaver en el Museo de las Momias, sin embargo, son pocas las personas que aceptan. Por otra parte, los cuerpos que no son reconocidos o reclamados, sí pasan a ser exhibidos.
¡Empezamos con este macabro recorrido!
(Toca dos veces sobre la imagen para ver la presentación).